Las Tormentas



Cuentan que un día un campesino le pidió a Dios
le permitiera mandar sobre la Naturaleza
para que –según él – le rindieran mejor sus cosechas.

¡Y Dios se lo concedió!

Entonces cuando el campesino quería lluvia ligera, así sucedía;
cuando pedía sol, éste brillaba en su esplendor;
si necesitaba más agua, llovía más regularmente; etc.

Pero cuando llegó el tiempo de la cosecha, su sorpresa y estupor
fueron grandes porque resultó un total fracaso.
Desconcertado y medio molesto le preguntó a Dios por qué salió así la cosa,
si él había puesto los climas que creyó convenientes.

Pero Dios le contestó:

–“Tú pediste lo que quisiste, más no lo que de verdad convenía.
Nunca pediste tormentas, y éstas son muy necesarias para limpiar la siembra,
ahuyentar aves y animales que la consuman, y purificarla de plagas que la destruyan ...

Así nos pasa:
queremos que nuestra vida sea puro amor y dulzura, nada de problemas.

El optimista no es aquel que no ve las dificultades,
sino aquel que no se asusta ante ellas, no se echa para atrás.

Por eso podemos afirmar que las dificultades son ventajas,
las dificultades maduran a las personas, las hacen crecer.

Por eso hace falta una verdadera tormenta en la vida de una persona,
para hacerla comprender cuánto se ha preocupado por tonterías, por chubascos pasajeros.

Una tormenta en tu vida seguramente hará estallar el pensamiento en miles de relámpagos
por segundo, y seguramente, creerás que todo es maldición y mala suerte,
pero la fe, la constancia, la voluntad y la resignación, harán que logres como cosecha,
los mejores frutos que solo se obtienen cuando el frío de los años ha endulzado tu decir,
tu obrar y tu soñar.

desconozco su autor






El Crecimiento


Todos sabemos que las raíces desempeñan un papel fundamental
en el crecimiento de un árbol.
Son las que sacan de la tierra los elementos indispensables para la vida vegetal:
agua y sales minerales.
Estos elementos sacados del suelo circundante y transmitidos por la savia
a las hojas, serán transformados por la acción del sol en sustancias nutritivas
para constituir las fibras y los frutos del árbol.
El que observa sólo constata el resultado de este trabajo invisible.
El vigor del árbol, sus flores y sus frutos revelarán la riqueza de la tierra
y el buen funcionamiento de la red de raíces  - (Jeremías 17:7-8).

Ocurre lo mismo con todo ser humano:
lecturas, distracciones, lugares y personas con las que trata, pasatiempos,
si los comparamos con ese alimento absorbido por el árbol,
tienen una gran influencia sobre su comportamiento y su manera de pensar.

A cada uno de nosotros nos corresponde escoger en qué suelo vamos a introducir
nuestras raíces, qué es lo que va a alimentar nuestra mente y nuestros sentimientos.

El cristiano no puede crecer espiritualmente si no saca su alimento del rico alimento
que es la Palabra de Dios.

En ella hallará las verdades y las promesas para enfrentar con confianza
las intemperies de la vida.

Si lee la Biblia con regularidad y perseverancia, será ese árbol verde y lleno de savia,
que lleva fruto hasta la vejez.
amen-amen.net/


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“Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes”
Salmo 92:14

Bienaventurado el varón... que en la ley del Señor está su delicia…
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae;
y todo lo que hace, prosperará.
Salmo 1:1-3

»Bendito el hombre que confía en el Señor, y pone su confianza en él.
Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente;
no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes.
En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto.»
Jeremías 17:7-8