Reflexiones sobre Versículos Bíblicos



Filipenses 4:19
Así que, mi Dios os proveerá de todo lo que necesitéis, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús.

¿Que necesitas?


¿Dios suplirá todo lo que yo necesite? ¿Todo, todo?

Ésta es una declaración muy comprometida, sin duda. El prestigio de Dios está en juego.
¿Cuántos cristianos quisieran poder creer eso? Esta afirmación podría ser como tantas otras,
que se dicen y quedan muy bien, pero en la práctica, no se corresponde la teoría con la
realidad. Hay mucha gente que tiene necesidad de cosas y Dios no se las suple.
Las piden en oración y no las reciben.

Entonces, ¿de dónde sale esta afirmación?
- De una carta del apóstol Pablo.

Cuando el apóstol Pablo escribió estas palabras, seguro que sabía lo que estaba diciendo,
nunca más lejos de su intención estaría el dar esperanzas que frustraran la confianza que los creyentes ponen en su Señor.

Pablo no dictó lo mismo en todas sus cartas, por ejemplo, a los cristianos de Corinto les exhortó a imitar a los de Macedonia para que suplieran las necesidades de otros hermanos en la fe.

Entonces, ¿por qué a unos sí y a otros no? Ésta es una cuestión interesante y creo que puede resolverse considerando algunos detalles que revela la misma carta.

Los filipenses eran cristianos, pero no todos los cristianos eran como los filipenses. Estos creyentes tenían sensibilidad, pensaban en el ministerio de Pablo, en sus necesidades, y oraban por él, pero además, apartaban dinero de sus ingresos para ayudarle. En ocasiones, no sólo lo hicieron de acuerdo a sus posibilidades, sino por encima de ellas.

Pablo fue el padre espiritual de aquella iglesia, recibió el llamado a ravés de una visión en la que un macedonio le rogaba que fuera a su tierra a ayudarlos.

Nunca se les olvidaría a aquellos creyentes cómo su ciudad trató a Pablo. Junto con su compañero Silas fueron víctimas de un linchamiento popular, los arrastraron hasta las autoridades, los azotaron y los encerraron en la cárcel sin juicio alguno.

Tanto la familia de Lidia como la del carcelero debieron sentirse deudoras con Pablo y Silas, pues tuvieron que pagar un precio muy elevado para que ellos pudieran recibir el Evangelio de Salvación.

Pablo expresa en la carta cómo los creyentes filipenses ganaron su corazón. Recuerda que cuando salió de aquella región para ir a Tesalónica, ninguna iglesia le ayudó en su sostenimiento, solamente ellos.

Ninguna iglesia estuvo atenta a sus momentos de dificultad y angustia, solamente ellos.
Una y otra vez le mandaron dinero para que no pasara necesidad. Pablo no estaba con los filipenses, tampoco trabajaba para los filipenses, pero éstos, le amaban y sentían un profundo reconocimiento por la labor que él hacía.

Cuando aquel día Pablo vio llegar a Epafrodito cargado con todo lo que prepararon para él, se conmovió su corazón, no sólo podía cubrir sus necesidades  básicas, había recibido más de lo que necesitaba, hasta le sobraba y podía compartir con otros.

Pablo se apresuró a escribirles: "Tenéis que saber que vosotros estáis ofrendando para Dios, él se agrada de vuestro sacrificio, estáis aumentanto el crédito de vuestra cuenta celestial".

 - Ya he recibido todo lo que necesito y aún más;
tengo hasta de sobra ahora que he recibido de
Epafrodito lo que me enviasteis.
Es una ofrenda fragante, un sacrificio que Dios acepta con agrado.
(Filipenses 4:18)

Quizá también recordaba unas palabras del libro de los Proverbios donde dice:

"Servir al pobre es hacerle un préstamo al Señor,
Dios pagará estas buenas acciones" (Prov. 19:17).

No es de extrañar que Pablo les dijera a continuación: "Mi Dios os proveerá de todo lo que necesitéis".

Me encanta lo entrañable de la expresión: "Mi Dios". Como es de suponer, no es que Pablo tuviera un Dios particular, sino que su experiencia con Dios era tan íntima y tan rica, que en el momento que les comunicaba este mensaje era como si Dios y él estuvieran gozándose juntos al ver el amor y el cuidado que ellos tenían por Pablo.

Suplir todo lo que necesitamos, entraña un significado muy amplio, puede ser mucho más que la devolución de lo que hemos dado a otros, superando los "intereses" añadidos. Suplir todo lo que necesitamos puede ser algo muy grande, mucho más de lo que podemos imaginarnos. Dios es el único que conoce verdaderamente cada una de nuestras necesidades, y hay necesidades que no podríamos suplir aunque tuviéramos una fortuna.

Pablo aclara que Dios suplirá conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús. No conforme a nuestro entendimiento, pues podríamos equivocarnos. No conforme a nuestra imaginación, pues podríamos quedarnos muy cortos. Creo que ni el mismo Pablo podía llegar a comprender el alcance de lo que estaba diciendo.

Entonces, ¿cómo poder apropiarnos una promesa como ésta? Pienso que no es imprescindible haber nacido en Filipos. Estoy convencido que había cristianos en aquella época que recibían las bendiciones de esta promesa y no eran filipenses, ni nadie les había declarado algo igual. Más bien creo que lo fundamental para disfrutar de esta promesa es amar con la sensibilidad, generosidad y gratitud, como hicieron los cristianos de Filipos.

Un día cualquiera, cuando recibamos un regalo de nuestro Padre celestial escogido de entre sus gloriosas riquezas, comprenderemos que es una muestra de su agrado y complacencia hacia nosotros. No tanto porque nos lo merezcamos, sino porque él es infinitamente más sensible y generoso que nosotros.

David Solá
tomado del libro "Cuando cae la hoja"
reflexiones de aliento espiritual
pág. 128-131