Reflexiones sobre Versículos Bíblicos



Recordar más a Jesús


Going to Emmaus, Robert Zünd, 1877, Museo de Arte, St. Gallen


El relato de los discípulos de Emaús nos describe la experiencia vivida
por dos seguidores de Jesús mientras caminan desde Jerusalén
hacia la pequeña aldea de Emaús, a ocho kilómetros de distancia de la capital.
El narrador lo hace con tal maestría que nos ayuda a reavivar
también hoy nuestra fe en Cristo resucitado.

Dos discípulos de Jesús se alejan de Jerusalén
abandonando el grupo de seguidores
que se ha ido formando en torno a él.
Muerto Jesús, el grupo se va deshaciendo.
Sin él, no tiene sentido seguir reunidos.
El sueño se ha desvanecido.
Al morir Jesús, muere también la esperanza que
había despertado en sus corazones.
¿No está sucediendo algo de esto en nuestras comunidades?
¿No estamos dejando morir la fe en Jesús?

Sin embargo, estos discípulos siguen hablando de Jesús.
No lo pueden olvidar.
Comentan lo sucedido.
Tratan de buscarle algún sentido a lo que han vivido junto a él.

«Mientras conversan, Jesús se acerca y se pone a caminar con ellos».
Es el primer gesto del Resucitado.
Los discípulos no son capaces de reconocerlo,
pero Jesús ya está presente caminando junto a ellos.
¿No camina hoy Jesús veladamente junto a tantos creyentes
que abandonan la Iglesia pero lo siguen recordando?

La intención del narrador es clara:
Jesús se acerca cuando los discípulos lo recuerdan y hablan de él.
Se hace presente allí donde se comenta su evangelio,
donde hay interés por su mensaje,
donde se conversa sobre su estilo de vida y su proyecto.
¿No está Jesús tan ausente entre nosotros porque hablamos poco de él?

Jesús está interesado en conversar con ellos:
«¿Qué conversación es ésa que traían mientras iban de camino?»
No se impone revelándoles su identidad.
Les pide que sigan contando su experiencia.
Conversando con él, irán descubriendo su ceguera.
Se les abrirán los ojos cuando, guiados por su palabra,
hagan un recorrido interior. Es así.
Si en la Iglesia hablamos más de Jesús y
conversamos más con él, nuestra fe revivirá.

Los discípulos le hablan de sus expectativas y decepciones;
Jesús les ayuda a ahondar en la identidad del Mesías crucificado.
El corazón de los discípulos comienza a arder;
sienten necesidad de que aquel "desconocido" se quede con ellos.
Al celebrar la cena eucarística, se les abren los ojos y lo reconocen:
¡Jesús está con ellos!

Los cristianos hemos de recordar más a Jesús:
citar sus palabras, comentar su estilo de vida, ahondar en su proyecto.
Hemos de abrir más los ojos de nuestra fe y descubrirlo lleno de vida
en nuestras eucaristías.
Nadie ha de estar más presente.
Jesús camina junto a nosotros.

José Antonio Pagola
Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS





De camino a Emaús

13 Aquel mismo día dos de ellos se dirigían a un pueblo llamado Emaús,
a unos once kilómetros de Jerusalén.
14 Iban conversando sobre todo lo que había acontecido.
15 Sucedió que, mientras hablaban y discutían,
Jesús mismo se acercó y comenzó a caminar con ellos;
16 pero no lo reconocieron, pues sus ojos estaban velados.
17 —¿Qué venís discutiendo por el camino? —les preguntó.
Se detuvieron, cabizbajos;
18 y uno de ellos, llamado Cleofás, le dijo:
—¿Eres tú el único peregrino en Jerusalén que no se ha enterado de todo
lo que ha pasado recientemente?
19 —¿Qué es lo que ha pasado? —les preguntó.—Lo de Jesús de Nazaret.
Era un profeta, poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo.
20 Los jefes de los sacerdotes y nuestros gobernantes lo entregaron
para ser condenado a muerte, y lo crucificaron;
21 pero nosotros abrigábamos la esperanza de que era él quien redimiría a Israel.
Es más, ya hace tres días que sucedió todo esto.
22 También algunas mujeres de nuestro grupo nos dejaron asombrados.
Esta mañana, muy temprano, fueron al sepulcro
23 pero no hallaron su cuerpo.
Cuando volvieron, nos contaron que se les habían aparecido unos ángeles
quienes les dijeron que él está vivo.
24 Algunos de nuestros compañeros fueron después al sepulcro y lo encontraron
tal como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron.
25 —¡Qué torpes sois —les dijo—, y qué tardos de corazón
para creer todo lo que han dicho los profetas!
26 ¿Acaso no tenía que sufrir el Cristo estas cosas antes de entrar en su gloria?
27 Entonces, comenzando por Moisés y por todos los profetas,
les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras.
28 Al acercarse al pueblo adonde se dirigían, Jesús hizo como que iba más lejos.
29 Pero ellos insistieron:
—Quédate con nosotros, que está atardeciendo; ya es casi de noche.
Así que entró para quedarse con ellos.
30 Luego, estando con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio.
31 Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció.
32 Se decían el uno al otro:—¿No ardía nuestro corazón mientras conversaba con
nosotros en el camino y nos explicaba las Escrituras?
33 Al instante se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén.
Allí encontraron a los once y a los que estaban reunidos con ellos.
34 «¡Es cierto! —decían—.
El Señor ha resucitado y se le ha aparecido a Simón.»
35 Los dos, por su parte, contaron lo que les había sucedido en el camino,
y cómo habían reconocido a Jesús cuando partió el pan.
Lucas 24:13-35

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Pregón de Semana Santa


Si te dicen que no estoy,
recuerda.
Si te dicen que me he ido,
pregunta sin miedo.
Si te dicen que nunca he estado,
sonríe.
Si te dicen que no sirvo,
muestra tus anhelos.

Si no me encuentras,
busca.
Si dudas y desesperas,
camina.
Si la vida se hace dura y sangra,
mira mis entrañas.
Si te avisan que no siento,
acércate.

Si te atemorizan porque no llamo,
escúchame.
Si te aseguran que estoy perdido,
sigue mis huellas.
Si te sugieren que ya no sirvo,
descubre tu alianza conmigo.
Si te dicen que me fui,
persígueme.

Si te aseguran que he perdido,
proclama mi triunfo.
Si te dicen que he muerto,
búscame entre los vivos.
Si te dicen que soy un fantasma,
palpa mis llagas.

Si te dicen que vuelvo,
no te detengas.
Si te preguntan si perdoné,
di que sí.
Si te dicen que me has perdido,
háblales de tus encuentros conmigo.

Si te sugieren que fracasé,
diles que el ser humano es lo que importa.
Y si te reclaman mi cadáver,
di que estoy vivo en ti.

Florentino Ulibarri

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Quédate, Señor

Quédate, Señor,
que se hace ya tarde,
que el camino es largo y
que el cansancio es grande

Quédate a decirnos
tus vivas palabras que
aquietan la mente y
encienden el alma

Quédate, Señor,
que se hace ya tarde,
que el camino es largo y
que el cansancio es grande

Pártenos el pan de
tu compañía
ábrenos los ojos de
la fe dormida

Quédate, Señor,
que se hace ya tarde,
que el camino es largo y
que el cansancio es grande

Victor Manuel Arbeola

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ver también:  reflexiones