Reflexiones sobre Versículos Bíblicos



Adviento





“Consolad, consolad a mi pueblo...”
(Isaías 40:1)

“Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva,
donde habite la justicia”
(2 Pedro 3:13)


Lectura: Marcos 1,1-8

La tarea del Adviento es trazar un camino de consuelo, libertad,
novedad, justicia y esperanza en el desierto de la vida.

1 Comienzo de la buena noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios.

Marcos es el primer redactor cristiano que ha recogido las palabras y obras de Jesús.
Jesús es el fundamento de la Buena Noticia.
Él es la Buena Noticia.
Toda buena noticia produce alegría y felicidad.
Donde no se transmite alegría y felicidad no está el Evangelio.
No está Jesús.
La Buena Noticia ha llegado a nosotros.
Sucede hoy y nos involucra y empuja al seguimiento de Jesús y a proseguir su proyecto.
El Evangelio no ha terminado, los seguidores y seguidoras de Jesús han de continuarlo.
Las personas están siempre a la espera de la Buena Noticia que les colme el corazón.

2 Según está escrito en el profeta Isaías:
Mira, envío mi mensajero delante de ti,
el que ha de preparar tu camino.
3 Voz del que grita en el desierto:

Somos como Juan mensajeros y portavoces de Jesús y de su  Buena Noticia.
Juan anuncia y da testimonio en el desierto.
Podía haberlo hecho en la sinagoga y el templo.
No exige oraciones ni ofrendas.
Ni quiere dar lecciones de Escritura o Teología.
Pide una conversión radical.
El desierto y el río son los lugares apropiados para ello.
¿Sabemos  descubrir el auténtico lugar de encuentro con Dios,
el lugar donde la Buena Noticia pueda ser acogida?

¡Preparad el camino al Señor;
allanad sus senderos!

La vida cristiana es allanar todos los caminos, con curvas y rectas,
con subidas y bajadas, con piedras y polvo, con pisadas, con huellas...
El cambio interior no basta.
Allanar los caminos es pasar de la desigualdad a la igualdad,
de la injusticia a la justicia en las relaciones humanas.
¿Hacemos posible el paso de Dios por nuestras vidas personales,
familiares, laborales, religiosas, sociales...?

4 Apareció Juan el Bautista en el desierto,
predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados.
5 Toda la región de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él y,
después de reconocer sus pecados, Juan los bautizaba en el río Jordán.
6 Iba Juan vestido con pelo de camello, llevaba una correa de cuero a su cintura,
y se alimentaba de saltamontes y de miel silvestre.

Juan no busca aplausos ni privilegios. Interpela con su vida austera,
con su palabra y su total coherencia entre su palabra y su vida ,
hasta en su forma de vestir y alimentarse.
A ningún personaje “importante” le interesaría como portavoz.
Ninguna empresa le contrataría como relaciones públicas.
En muchos ambientes eclesiásticos crearía situaciones incómodas.
Anima a la conversión, a un cambio de rumbo,
a desandar los caminos equivocados y volver al camino del Señor, a renovar la fe,
al cambio del corazón  y al compromiso de construir un mundo mejor para todos.

7 Esto era lo que proclamaba:
–Detrás de mí viene el que es más poderoso que yo.
Yo no soy digno ni de postrarme ante él para desatar la correa de sus sandalias.

Lo que centra el interés de Jesús es la vida,
la felicidad y la liberación de las personas.
La persona creyente sabe y experimenta que en el seguimiento de Jesús,
en la preparación del camino, Dios está viniendo.
Aún cuando parece que desaparecen las esperanzas humanas,
sabe que Dios sigue viniendo en las alegrías,
en las aspiraciones, anhelos y luchas de las personas.
Cada día es una nueva oportunidad y una nueva posibilidad para construir el Reino,
la nueva tierra donde habite la justicia.

8 Yo os bautizo con agua, pero él os bautizará con el Espíritu Santo.

¿Y si nos dejamos bautizar por el Espíritu de Jesús y nos cambia la vida?

El Espíritu es bendición y consuelo.
Necesitamos que nos bendiga y nos consuele.
Que nos bendiga tanto que rebosemos bendición.
Que nos consuele tanto que podamos consolar a los demás.
Transmitir bendición con la mirada, con la palabra, con el gesto.
Ser bendición y consuelo.
Como Jesús.


Gracias ...

Una vez más me invitas a preparar los caminos,
los nuevos y los de siempre,
por donde Tú vienes trayendo buenas noticias,
gracias, Señor.

Porque cuentas conmigo para allanar colinas y valles
y para desterrar mentidas y opresiones,
gracias, Señor.

Porque te pones en la senda por la que voy caminando
para que te encuentre,
gracias, Señor.

Porque entras en mi casa y quieres hacer de ella una morada nueva
para todos los que caminan y se acercan,
gracias, Señor.

Tú me has encontrado,
y ese toque tan tuyo me está transformando.
La vida ya germina dentro de mí.
Gracias, Señor.

Ulibarri Fl.



Adviento es saber sentir

Dicen que Adviento es saber esperar.
Preferiríamos decir que Adviento es saber sentir.
Adviento es la capacidad de percibir
que algo empieza a cambiar,
que algo está por suceder,
que las cosas van a ser diferentes,
que lo nuevo se está anunciando...

Por eso es un tiempo de tensión pero a la vez
de alegría y de fiesta,
porque aquello que largamente se anhelaba se está acercando,
se empieza a manifestar.
Dios se llega a la humanidad, Dios se hace gente,
Dios se hace igual, y arma su tienda en la tierra,
haciéndola tierra de todos y todas.

Gerardo Oberman




Cuando estuvimos en el caos, tú nos visitaste

Te damos gracias, Señor, porque cuando estuvimos en el caos
tú nos visitaste con tu presencia.
Tú miraste la aflicción de tu pueblo y enviaste un Salvador
para dar esperanza a quienes la habían perdido.
Hoy hay muchos que están en oscuridad, en dolor, en desconsuelo
y sólo tú con tu presencia puedes aliviar nuestro caminar.

Así como tantos, a lo largo de los tiempos,
han confiado en tu venida como una experiencia renovadora,
haz que se aparezca en nuestras vidas tu hijo y
haga nacer en nosotros las esperanzas que hemos perdido.
Ayúdanos Señor.
En el nombre de Jesús. Amén.

Recursos litúrgicos de adviento




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